miércoles, 13 de julio de 2011

Escuchar...


(En mi otra vida - extracto del capítulo 2)




Estuve pensando en Daniel, y en el por qué sucedieron estas cosas, no tengo el número de su celular, no sé si aún estaba hospedado en el hotel, y eso era otra pregunta que me hacía, ¿Cómo se hospedaba en el hotel y mi abuela no le decía nada?. No quiero odiarlo por la muerte de mi abuela, eso sería culparlo de algo que no tenía lógica para mí hasta entonces, pero sí quería saber la historia.
Fueron estos motivos, los de hacerme cargo de todo. Tuve que cambiar mi forma de vestir para reuniones aburridas del hotel, casi todos los días venían a mí compradores o vendedores de servicios, que yo tenía que aprender a atender pero en realidad no tenía ni idea de lo que hacía, Francisco me explicaba algunas cosas aunque él solo era el administrador, lamentablemente la empresa ahora estaba a mi nombre era la única representante oficial.
Un día más y decidí salir de mi prisión de cuatro paredes, para buscar a Daniel y preguntarle sobre lo que había pasado, estaba por salir y tocan la puerta de mi suite.
-¿Quién es? Ya salgo, un momento-
-Soy Yo, Daniel de la Barca.- me lo dijo sin prepararme, sin salir a buscarlo había llegado a mi aposento, ¿Con qué motivo? Me preguntaba.
-Oh eres tu, un momento por favor, ya te abro.-
-No te preocupes Liliana, demórate lo que quieras.- cuando terminó de hablar abrí la puerta.
-Hola Daniel, ¿Cómo estás?, es una sorpresa verte, Créeme!.-
-Yo, no estoy muy bien, Liliana, estoy apenado por lo sucedido con lo de tu abuela, no quise ocasionar algún problema, no tenía intensión de nada, no debimos salir juntos, vine aquí a contarte todo para que entiendas por qué está molesta tu abuela, y al mismo tiempo comprendas que ella no tenía ni un motivo para odiarme como lo hacía.-
-Bueno, te escucho.- le cedí el tiempo y así  comencé a escuchar.
-Hace un tiempo, mucho tiempo atrás, mi padre salía con tu abuela, se amaron, se casaron, el al cabo de unos meses antes de cumplir dos años de estar juntos, murió mi padre. Doña Zoila fue la única familia que tenía aunque no era mi sangre, la relación de ellos duró aproximadamente dos años y medio, y durante esos dos años fui otro hijo para ella que era muy cariñosa conmigo, yo la quería mucho, hasta ahora la quiero. Mi padre era el dueño de la empresa de cigarrillos y cuando ellos se casaron la empresa estaba a nombre de los dos por un acuerdo de matrimonio y bienes mancomunados, pero cuando mi padre murió, Doña Zoila me dio la propiedad completa, la empresa de cigarrillos que era suya, ella decía que era mío, que no dispondría de ella porque ya tenía mucho con lo suyo, los hoteles, ¿Sabes que más hizo tu abuela por mí?, cuando la empresa de cigarrillos estaba por quebrar, ella regaló las ganancias de dos hoteles durante un año, sería yo quién administraría, para así ayudar a que la empresa de cigarrillos siguiera en pie, se lo agradecí tanto, mi trabajo lo hice tan bien que gané más de lo que normalmente ganaban esos dos hoteles al año, y tu abuela confió en mí, sería yo el que administraría todos los hoteles. Me encargó que abriera una sucursal en USA, fue entonces que me mandó con una gran suma de dinero,  antes de eso contacté con las personas que me ayudarían en todo esto pero fui estafado al llegar, me robaron, me metieron preso por sospechas pero luego salí por falta de pruebas en 2 meses, ¿Puedes creer eso?, la policía de USA me metió  preso a mí cuando fui yo quien puso la denuncia, no me devolvieron nada, el dinero lo perdía por completo y cuando regresé a casa para hablar con Doña Zoila, ella dudaba de mi, y no volvió a ayudarme nunca más, pero aún manteníamos contacto familiar, pasó un buen tiempo más y las empresas de cigarros volvieron a caer en depresión, así que volvía a pedir ayuda y cuando ella estaba a punto de dármela, en las oficinas administrativas de la empresa de las pertenencias que habían sido de mi padre, unos detectives al buscar encontraron rastros posibles en ventas de armas ilegales, narcotráfico y lavado de dinero que era comprobado en 2 semanas siguientes, mi padre no solo era sospechoso, era el responsable, era el jefe, yo no tenía idea de aquella vida que llevó mi padre, porque me la pasaba estudiando siempre, terminé mi carrera de administración de empresas a temprana edad, y luego me dediqué a especializarme en lo mío, como mi padre me daba todo no tenía de qué preocuparme. Tu abuela se enteró de todo, Liliana!, se decepcionó de mi padre que ya hacia muerto y de mí al pensar que era como él, me llamó ladrón, mafioso y deseó que me muera igual que mi padre, desde ahí traté de explicarle que no sabía nada, había ganado el caso de la estafa en USA y la gran parte del dinero perdido había sido recuperado, un abogado estadounidense me acompañó siempre para hablar con Doña Zoila, y ella nunca nos atendió, hasta que conoció a tu nuevo abuelo. Cuando quería buscarla él me amenazaba y me advertía si es que le hacía algo a tu abuela, pero el comprendió después que lo que yo decía era verdad, a él le mostré todos los papeleos, lo reuní con los abogados y finalmente él habló con tu abuela que me mandó una carta diciendo que le perdone por las ofensas y que podía hospedarme todas las veces que quiera en sus hoteles sin pagar. Me dijo que era su hijo aunque el hombre con el que se había casado había dejado de ser su esposo,  seguía maldiciéndolo y me lo repetía siempre, pero nunca personalmente. Las cosas nunca fueron como antes, pero por lo menos podía verla algunas veces, como en las reuniones de navidad en el hotel, o las de año nuevo.
 Esto pasó Liliana, comencé a sentir que aún me quería o me llamaría hijo de nuevo, pero ese día por el celular me hizo ver que no me quiso nada, que traía consigo el rencor por lo de mi padre, algo del cual no tenía nada que ver, Yo no quería hacerle daño Liliana, no quería que esto acabase así, por eso la buscaba, por eso quería estar cerca de ella, aunque ella me haya rechazado siempre.- 

Cuando terminó de hablar sus ojos estaban llenos de lágrimas, escuchar a ese hombre quebrarse frente a mi, me daba pena, me contagiaba el llanto, escuchar esa voz gruesa que se apagaba algunas veces, me impresionó y terminé por desahogarme con él.
Por mi cabeza pasaban tantas cosas, le creía, creía en cada palabra que salía de su boca. Le hablé... 


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