lunes, 28 de mayo de 2012

MI VIDA ANTERIOR - CAPÍTULO IV


SALA DE LECTURA


Al fin en la habitación, traía peor cansancio que un corredor de mil kilómetros... 
En el preciso instante que mi cuerpo se da permiso para caer sobre la increíble y cómoda cama, entra una llamada a mi celular.

-Hola, ¿quién habla?- (somnolienta)
-Qué tal, soy Daniel-
-Ahh, pensé que ya no llamarías-
-Es que te daba el tiempo necesario para que puedas despedirte del galán de ojos azules-
-Já, de eso más de una hora-
-Cuando hablamos la otra vez me dijiste que no conocías a nadie, ¿Por qué me mentiste?-
-No te he mentido, solo lo olvidé, a Bartolo recién lo conozco y muy poco por cierto-
-Ese tipo no te conviene, es muy celoso para ser tu amigo, ¡imagínate si fuera tu novio!-
-¡Para ahí! ¿Cómo sabes lo que me conviene o no? Ni si quiera has hablado con él más de treinta segundos-
-¡Yo qué sé!, solo pienso que es muy inmaduro para ti, ¿Acaso me equivoco?-
-Esta vez, te doy la razón, me admira tu interés. Detective, ¿Hay otra pregunta?-
-¡Oh jooooo! perdona, no quise molestar, solo llamaba para saber si podía invitarte a salir mañana. ¡Donde te apetezca!-
-Sí, ¿Por qué no?-
-Tengo que ir mañana a la biblioteca para buscar unos libros que me piden en el doctorado y quizá te interese leer alguno de arte o arquitectura, mira que después podemos ir a cenar, ¿Qué dices?-
-La idea está muy buena, ¿A qué hora pasarás por mí?-
-2:30 p.m. ¿Te parece?-
-Genial, a esa hora entonces…-
-Aún no me voy del celular, ¿Estás ocupada?-
-No y sí, estaba a punto de acostarme porque estoy muertita de cansancio pero no hay problema si deseas hablar un rato más, he caminado hasta el balcón y estoy contemplando el bello paisaje de la ciudad nocturna, con todo ese pequeño bullicio que se apaga lentamente porque casi entra a la madrugada-
-No sería más cómodo que me hables desde tu cama, ahora estoy en el mueble de mi sala porque he caminado casi todo el día de un lugar a otro dejando papeles por doquier, y juraría que traigo el corazón en la planta de los pies, porque no dejan de latir-
-No, no importa, aquí me mantendré despierta, si me voy a mi cama luego me quedaré dormida, ¿Y de qué quieres hablar?-
-Mira, te doy un consejo, no le preguntes eso a un hombre de cuarenta y un años, porque ya sabes que querrá hablar de amor-
-Já, ja, já tienes razón, así dicen, pero no hay problema, de ese tema casi no sé nada así que será mejor que me cuentes algo-
-¿Te has enamorado alguna vez?-
-Pues creo haberte dicho que no, la otra tarde, ¿Lo recuerdas?-
-Ah, sí, empiezo a recordar algo-
-Y tú Daniel, ¿te has enamorado?-
-Pues quizá sí, quizá alguna vez sentí algo parecido al amor, como ya te lo he contado…-
-¿Y qué se siente cuando se siente eso?-
-Já,ja,ja, bueno, pues es difícil tratar de describirlo pero no es imposible tampoco, así que trataré… Los nervios por ejemplo, es algo que te delata frente a esa persona,  sientes que necesitas algo y no sabes qué es, no encuentras sentido a las cosas que haces solo quieres saber qué está haciendo la otra persona, estás distraído, pensativo, melancólico, desesperado si no tienes noticias de ella, te imaginas frente a ella cada que cierras los ojos, en cualquier momento del día, quieres ver sus ojos, su sonrisa, tocar su mano, sientes su aroma como si estuviera a pocos centímetros de ti porque tu mente la dibuja y la hace real, tu corazón late con fuerza, y sobre ti desde la cabeza a los pies cae una manta de emoción cuando escuchas su voz en tus recuerdos, y sientes que mueres cuando en una llamada su voz se hace clara y tu mente la graba, cuando en una llamada te hace caer, te hace reír. Puedes sentirte enfermo, te sientes feliz pero no completamente ya que si estuviera en este instante junto a ti, la palabra felicidad no existiría, sería una ofensa, sería una pequeñez. Tus ojos brillan cuando la vez, eres patético pero te gusta sentirte así, no tienes hambre, quieres bailar, cantar, pintar, escribir algún poema, no importa lo que hagas por  esconderte, tus sentidos te delatarán, porque es obvio que una persona enamorada puede decir todo lo que acabo de decir.-
-Tienes razón, caigo en la cuenta que en mi vida no he sentido más de cuatro cosas de toda esa lista, así que no he estado ni estoy enamorada, en cambio tú o estuviste muy enamorado o estás enamorándote de nuevo de aquella chica que te dejó-
-Vale, te has dado cuenta, quizá antes he sentido algo parecido a lo dicho solo que esta vez es distinto-
-¡Ajá!, tengo razón entonces…-
-Si, lo admito, estoy de enamorado, solo que este amor no será productivo a menos que ella lo sepa o llegue a darse cuenta que también está enamorada de mí-
-¿Cómo así, y por qué no le dices?-
-¡No quiero asustarla!-
-¿Por qué piensas eso? ¡Vamos!, eres un hombre adulto y sabes lo que quieres, ¿Por qué no intentas tener su permiso y ser su novio?-
-Es que la conozco poco-
-Entonces conócela más y listo, !Problema resuelto!-
-Creo que ella no siente lo mismo que yo, no es tan fácil como decirlo-
-Ay, tú lo has dicho, poco a poco será obvio lo que ella sienta por ti-
-Yo pregunto sinceramente ¿Crees que podría conquistarla?-
-Cómo no, pero hazlo muy sutilmente, sé ágil, averigua qué es lo que piensa, qué le gusta, todos sus intereses, tienes que ser tierno, detallista, escúchala cuando te hable y respóndele si te pregunta-
-Gracias por el consejo, con eso me ayudas mucho…-
-De nada, cuenta conmigo para lo que quieras, ya somos amigos…-
-Y sacando el chismoso, ¿Saldrás de nuevo con Bartolo?-
-Vaya, hasta te aprendiste su nombre… Pues sí, eso creo, es un nuevo amigo y si lo hace quizá acepte, total, no tengo muchos amigos aquí. Si supieras la mala imagen que tenía cuando a penas lo conocí, me robó un beso, luego pidió disculpas, me rogó que saliera con él como amigos y en fin ahora estamos como estamos, que apenas aprendo a comprender su manera de pensar…-
-Já, ja, ja, qué canalla, ¿Así que te robó un beso?, algún día se las verá conmigo para que aprenda como se trata a una mujer de verdad, ¡chaval tonto!, disculpa su actitud. ¡Qué vergüenza ajena me ha dado!-
-… Pero vamos, no te preocupes, al menos acertó con el teatro, algo de suerte tenía aquél, que ni si quiera tuve que pensarlo y le dije que sí, el teatro es una de las cosas que disfruto y aún más por la obra de Edmond Rostand, ¡Simplemente no podía negarme! ¡Qué va!, después demostró tener un poco de gente en sus actitudes.-
-¿Te gusta mucho el teatro?... es bueno saber eso… Para una próxima vez que vas conmigo mejor que con él-
-Si, me gusta, al igual que la lectura de poemas románticos, ficción, drama en general, escribir como dibujar me encanta, más aún si escucho buena música que me acompaña en las tardes o en las madrugadas-
-Oh, interesante…-
-Oye, sobre Bartolo, voy a comenzar a creer que te gusta, desde que lo has visto no dejas de preguntarme y criticar de él, Já, Já, Já-
-No, no sé, esa impresión me ha dado con su manera de ser, pregunto por pura curiosidad, además que me gusta un poquitín el chisme ¿Qué pasa? jajajaja-
-Eres el primer hombre con el que hablo que admite ser un chismoso, nada más que decir-
-¿Y qué?, no tiene nada de malo eso ¿O sí?…-
-Mmm, pues no, y hablando de chisme, ¿Quién es la chica misteriosa, que te quita el sueño? ¿Cuánto la conoces?, dale, ¡cuenta!-
-Poco, he hablado pocas veces con ella, pero si supieras como es, a ti te caería muy bien, es buena chica debe tener tu edad o un poco más-
-A ver, yo tengo veinte, ¡Eres un roba cuna! ja, ja, ja, ¡vamos!, si te gusta dile-
-Sí, gracias, lo haré… Lili, siendo curioso quisiera saber cómo piensas… Sabes, ¿Crees que alguien como tú aceptaría a un hombre que le dobla la edad?, respóndeme así como para tener una opinión con suerte-
-A ver, ¿Quieres que sea franca, verdad?... está bien…  Yo digo… O sea ya, ¿Cómo eres?, con lo regular que sé de ti… ¿Qué tendría que ver que tengas cuarenta y un años? Además no eres feo, tío, al contrario, eres simpático, buena gente, inteligente, estás en forma, etc. ¡Tú sigue, échale los tejos! Já, ja, ja-
-Mira qué española te estás poniendo, chiquilla, já, pues gracias, gracias por tu opinión y eso de simpático e inteligente, me ha subido el autoestima y te diré a ti unas cosillas para quedar iguales, ¿Vale?; Porque tú eres una chica muy linda, que sabe muy bien dónde está parada, que nadie sería capaz de hacerle una broma mala porque saldría su cabeza rodando, y tienes que estar muy atenta… Puede que un hombre de cuarenta y un años se enamore de ti, eso te lo aseguro-
-Já, ja, ja, a ver, gracias, yo esperaba un rango menor de edad, me sonrojas, aunque menos en la parte de que sería capaz de cortarle la cabeza a un hombre, ¡Eso sí no eh!, le cortaría de verdad te digo, no solo eso, no solo eso. Já, já, já, já…-
-¡Ayyyy qué dolor!, pues ya vez, así eres tú, no hay más. Y con el rango de edad quizá también pueda ser ese tal Bartolo y sus ojazos azules-
-!Caramba!, y dale con Bartolo, tu estás obsesionado, no me hagas decirte nada que después no me cuentas la amistad, ¡Cariño!, ¿Cómo te explico que Bartolo es solo un amigo conocido? Bueno y al fin qué te importa, ¿verdad?-
-Ay, yo solo decía, no es para que te molestes así-
-Mmm, si pues, y a todo esto… ¿No te saldrá cara la llamada?-
-¡Qué manera de despedirse!, no te preocupes, ya voy a dejar que descanses y mañana te paso la factura para irnos mitad y mitad, ¿Qué dices?-
-¡Qué!, ¿Estás loco?, a mí no me pases cuentas que tú has querido gastar, ¡Capullo!, ¿Te gusta esa nueva palabra, acabo de aprenderla hoy?-
-Já, ja, se te escuchó muy mala. Es broma, ya descansa Liliana-
-Está bien, no te olvides de llamar antes de llegar al hotel-
-Un beso de buenas noches para vos, ¡Muaaaaash!- (Lo tronó por el celular)
-¡Qué escándalo!, igual Daniel, cuídate-
-¿Qué, no lo tronarás?-
-¡Já!, eso quisieras, no molestes, ya duerme-
-No te cuelgo hasta que lo truenes-
-Ok, Muaaaaash, ¿Ya estás contento?-
-Ahora sí, una buenas noches más decente. Con tu permiso, adiós… ¿Cuelgas tú o yo?-
-Si quieres yo-
-Si porque no me atrevo a colgarte Já, ja, ja, sin pensar mal, sin pensar mal y además no quiero oírte roncar, aún...-
-!Ay, qué guarro eres!… Mira que no he lanzado el celular a la calle porque a pesar de todo este engreimiento tuyo, te estimo, así que ¡Duerme ya!- (Colgué y lo dejé con la palabra en la boca)

Una y treinta de la tarde y ya había terminado todas las cosas que tenía que hacer, aburrida, con algo para leer como de costumbre, había almorzado un plato de rabioles, mis favoritos durante casi una semana entera. Francisco se admiraba de mi forma de apreciar tan sutil sabor a fideos rellenos de cualquier color que hasta ahora no me he cansado de disfrutar a media mañana, y todo hasta que encuentre con qué combinarlos o quizá cambiarlos.

Miraba la calle sentada en la silla caoba, con el boletín de pintura griega sobre mi regazo, veía cómo la luz pasaba para suavizar el contraste de amarillos, naranjas y blancos a mi balcón. El celular estaba sobre esa mesita de centro en la estancia, esa que tiene una mala visión decorativa a mi gusto. Miraba el celular porque quería llamar a Daniel, muy muerta de aburrimiento y al mismo tiempo a Laura para hacer unos cambios de color en esta estancia, así que me atrevía a marcar. (Timbró tres veces)

-Hola, qué milagro, Liliana-
-!Calla!, ¿Cómo estás Daniel?-
-Admirado porque llamaste tú y no yo. En la espera de que pasen cuarenta y cinco minutos para ir hacia a tu hotel… Aunque si gustas voy antes, ¿Qué te parece?, me he desocupado hace una hora-
-Pues sí, me parece bien, estoy desocupada hace más de treinta minutos aproximadamente, y con eso de que con más tiempo se pasa más ameno, ¡Hay que aprovechar!-
-¡Perfecto!, voy en este momento y he de llegar en quince minutos si es que no me demoro unos cinco más. Lleva tu cuaderno de apuntes si deseas y un par de lapiceros por si acaso-
-¿Hablas enserio?, ¿Cuaderno de apuntes?, dirás “Laptop”, los lapiceros los utilizo cuando tengo que llenar algún recibo o dar algún autógrafo, ¿Cómo lo ves?-
-¡Claro como agua!, Señorita “Empresaria”, já, ja, ja, ya está, me has dejado por los suelos con mi método de apunte periodístico de hace una década y media atrás-
-Es que me parece más rápido teclear que escribir sobre papel, y cuando quiero un borrador solo tengo que presionar un botón para tener muchas copias-
-Sí, sí, ahora mismo voy a comprar mi laptop porque no quiero que me avergüences con este cuaderno de trabajo que llevaré, ya que como no puedo mover toda la computadora y su PC de cuatro terabytes, ¡Una súper máquina eh!, ja,ja ja-
-Perdona mi malas palabras… ¡Cómo te gusta joder!-
-Já, ya va, ya va ¿Y qué, solo llamaste para eso, mmm?-
-Claro, y para qué más llamaría, como te digo me he desocupado hace rato, y nada, para ganar tiempo…-
-O sea, ¿llamas a este humilde y simpático servidor para hacer tiempo mientras que estás aburrida? ¿Así que es eso?-
-!Ya, hombre! No te queda hacerte la víctima, así que cuelga porque el tiempo corre como un niño en la arena caliente-
-¡Qué malvada situación de comparación usas! Me das miedo a veces, aunque se te escucha muy guay con esa manera de usar el símil. ¡Te cuelgo ya! Solo necesito diez minutos-
-Vale, adiós, te estaré esperando-

Saqué la laptop de mi escritorio y la puse en mi bolso jean de color negro, después esperé y esperé hasta que entró una llamada al celular cuando solo faltaba dos minutos para que se cumplieran los quince minutos que supuestamente se demoraría Daniel.

-Hola, ¿Con quién hablo?- (Dije)
-Liliana, soy Francisco, llamaba con este que es mi nuevo número de celular, guárdalo por favor-
-Seguro, no te preocupes, lo guardaré ahora mismo-
-Te recuerdo que dentro de cinco días sales a Madrid a ver lo que querías, muebles y diseño en interiores de la remodelación en los hoteles que acabamos de adquirir-
-Oh sí, casi lo olvido, gracias… ¡Ah! y dile a Laura, por favor, que también quiero hablarle de remodelar mi suite, no me gustan estos colores fuertes, por ejemplo, este negro del baño me da escalofrío, se ve pequeño y oscuro, la otra vez salí de él con la bata negra para variar, pensando que era Batichica !Por todos los cielos!. Y estas mesitas, no me gusta que sean tan no sé. Quiero algo más sencillo !Por favorcito, Francisco!-
-¡Niña Liliana, qué ocurrencia la suya! vale, yo le diré a Laura-
-¡Francisco, deja de llamarme niña!, porque además de que casi fuiste mi abuelo, ya nos conocemos mucho, comemos o cenamos juntos a veces, salimos por el trabajo, somos una familia, ¡Vamos!, déjame acercarme y quererte más-
-Así lo haré, ¡mi pequeña!-
-Gracias, que pases linda tarde, ¡besos, te quiero!- (Se abre la puerta de la suite, era Daniel)
-Ainsss, yo también te quiero Lili, ¡Un besazo para vos!-
-Adiós- (colgué)

Daniel me miraba con esa cara… Curioso y distraído de no saber con quién hablaba. Vestía un polo de manga langa color negro súper apretado, un pantalón de vestir plomo holgado como esos que usan aquí, zapatos mocasín de un diseño bastante combinable con el polo, el peinado de mucho gel hacia atrás dejando caer un mechón a la antigua tipo súper man,  y una maleta rectangular de regular tamaño donde supuse estaba su laptop.
Yo, con un bivirí marrón, y un jean apretado estilo pitillo espectacular de color azul escala, que usualmente usaba junto con un bolero Jean con capucha color del bivirí pero tres tonos más claro que aún no tenía puesto encima, unos botines con taco bajo del color del bolero y mi cabello al natural, sin planchar, castaño claro.

-Hola, ¡Guapa!-
-Gracias, lo mismo digo-
-¿Con quién hablabas?- (Tomó su maletín con las dos manos y la dejó al costado de mi bolso)
-Sabía que preguntarías… Hablaba con francisco, me recordó que tengo que ir a Madrid dentro de cinco días para hacer unas compras-
-Oh, ya veo… ¿estás lista?- (Me miraba fijamente a los ojos y me puse nerviosa porque tenía una mirada muy fuerte)
-Sí, si, vamos-
-¿Te llevo el bolso hasta el auto?-
-Sí, gracias- (Dije con desinterés)
-¡No pasa nada!- (Se lo puso al hombro como una experimentada mujer y con el otro brazo sujetaba su maleta firmemente)

Caminamos por el pasillo, bajamos al ascensor, llegamos al auto y en un dos por tres ya estábamos en la biblioteca de Sevilla. Llegamos primero a la sección de arte en esa inmensa sala de lectura donde él me dejó instrucciones de que estaría a cinco repisas delante de mí.

Eran grandes esas repisas, de al menos tres metros de alto y cuatro de largo, en el medio de las repisas una mesa larga que abarcaba el mismo largo con banquillos altos. Tomé algunos libros a la mano y comencé la lectura con esos magníficos impresos hace unos cincuenta a sesenta años atrás, en cortos momentos escribía en la laptop algún tema interesante y así se me fue el tiempo, como una hora y media, luego decidí ir a ver qué hacía Daniel. Caminé despacio hacia la espalda de la repisa posterior donde dijo que estaría, y entre la abertura de los libros de muchos tamaños podía distinguir su cabeza poniendo atención a la laptop mientras escribía junto a esa torre de libros que estaba a su costado, me fui al extremo de la repisa para rodearla y llegar hacia él pero no lo hice, me quedé en una esquina observando el estado intelectual que imprimía en mis ojos, su mano derecha había cambiado de postura y sujetaba la página de uno de los libros abiertos,  y la izquierda en el teclado de la laptop, ¿Dé qué tema escribirá? Me preguntaba yo misma, seguía observando y sin querer se dio cuenta, me sonrió, le sonreí y me fui a seguir con lo mío.

Una hora más había pasado con esos apuntes de arte barroco, escuché que alguien se acercaba, volteé y era Daniel que venía contento y satisfecho.

-¡Al fin, he terminado!- (Jaló un banco y lo puso a mi izquierda quedando frente a mí)
-Qué gusto por ti, yo quiero terminar aquí un capítulo de este libro- (Dije cansada)
-!Ajá, muchas cosas interesantes! ¿Verdad?-
-Sí, muchas, ¿Me ayudarías, con estos dos párrafos que marqué sobre la lámina transparente?-
-Si, claro- (Dijo muy amable)

Así fue en el dictado que tomó poco tiempo, entonando con fuerte voz las cosas de más importancia, algunas veces me dictaba otras palabras que no tenían nada de sentido para obligarme al error cosa que nos distraía y nos hacía reír de sus ocurrencias, aguantándonos la carcajada porque era una biblioteca donde por obligación tenía que escucharse solo el silencio. Pero esa era la situación que más nos causaba risa, el no poder reírnos como queríamos. Parecía un chiquillo loco.
Terminé de apuntar, apagué la laptop, la guardé en el bolso y dije…

-¡Ya está!-
-¡Si, ya está!- (Nos miramos, luego puso la cara de pensar en algo)
-¿Qué pasa?- (dije)
-¿Comida italiana?, ¿Qué tal algo de pizza?- (Dijo entusiasmado)
- Beh, mi piace l'idea!- (La traducción se los dejo de tarea)
- Vieni dunque, signorina!- 
-Já, ja, ja ¿Conoces algún lugar bueno y cerca como para ir a pie y conocer los alrededores?-
-Sí de aquí a unas tres cuadras-
-Vamos, llamaré a mi chofer para decirle que nos recoja allá dentro de una hora y media-

Salidos de la biblioteca, caminamos por una de las calles largas y angostas, los dos silenciosos, uno al lado del otro, hasta que él rompió el hielo.

-Me contabas que Francisco te dijo que irás a Madrid para unas compras-
-Sí, iré con Laura, ella sabe mucho sobre el tema-
-¿Quién es Laura?-
-Es la asistente de imagen en la empresa, arquitecta, diseñadora gráfica, anfitriona, amiga, es de todo esa mujer, me ayuda mucho-
-Si quieres puedo acompañarlas… Mientras no sea molestia, claro, además necesito ir a Madrid también para unas compras-
-Sí, ¿Por qué no?, una opinión masculina nos vendría bien-
-Vale, me parece perfecto, después acordamos mejor-

Cuando faltaba solo más de media cuadra para llegar al local, un tipo encapuchado se cruza la calle hacia nosotros con mala intención, me di cuenta y di un codazo a Daniel que sin demorar también se alertó, miré hacia atrás para cambiar de rumbo y fue muy tarde, ya habían un par más de gandules con cuchillos en las manos.

-¿Qué quieren, chavales?- (Dijo Daniel, tratando de calmar esa situación incómoda)
-Un poco de la feria que tienes y nos iremos- (Dijo el de cabello corto pintado de rubio, con el arete en la ceja izquierda-
-Vamos, al parecer tienes más que ofrecernos ¿cierto?, ¡Hola Guapa!, ¿Quieres venir conmigo y acompañar la soledad de mi habitación?, hoy hay luna llena y puedo convertirme por ti en un lobo hambriento para comerte a besos- (Dijo el más bajo de cabello negro,  mientras alzaba las cejas mal intencionado, expresaba un nivel muy alto de dilatación en sus pupilas. En resumen, los tres estaban drogados)
-¡Aléjate de ella, Guarro sin nombre!, ¿Quieres dinero?, ven, aquí te doy- (Sacaba su cartera y el tercer sujeto ya le había echado el ojo a mi bolso y al maletín de Daniel)
-¿A quién le has dicho Guarro?, ¡Capullo friki!-
-¡Dios mío, déjennos en paz!- (Dije asustada hasta que el segundo sujeto me empuja de los brazos muy fuerte obligándome a retroceder hasta chocar con la pared y sentir su aliento. ¡Fue asqueroso!)
-¡Hijo de mil “$#&...tas!, ¡Suéltala imbécil!- (Lo empujó contra la pista obligándolo a caer bruscamente y se escuchó un disparo que nos obligó a lanzarnos al suelo, ¡PUM! Otro disparo que le da en la pierna al primer sujeto que estaba a dos metros casi-agachado, yo que temblaba de horror había soltado el bolso y estaba tirada en plena pista al lado de Daniel, el tercer sujeto quiso levantarse y correr pero no pudo porque llegaron de inmediato los policías municipales)

Todo terminó al fin, con el susto entre manos y tan rápido como lo que sucedió nos subimos a la patrulla donde nos preguntaron si estábamos bien, es obvio que físicamente sí pero no emocionalmente porque los nervios se me salían hasta en la manera de hablar, qué digo, si ni si quiera podía hablar, me había sujetado a Daniel hasta que llegamos, sentía que todo era un peligro, que no había pasado y que no quería que me pase de nuevo. Solo la gente que ha pasado por esto sabe bien qué he sentido y sobre todo sabe qué hubiera pasado si no llegaban los policías, que es eso precisamente lo que se repetía en mis pensamientos; ¿Qué tal si no llegaban?, ¿Qué tal si no llegaban?... ¡Dios mío!

Cuando llegamos al hotel, él me acompañó a la suite sin que aún me soltara, me tenía abrazada y luego ya no, él me miraba y yo a él. Aunque no me crean, no paré de temblar hasta ese mismo instante que miré sus ojos y comencé a llorar para lo que de nuevo él se acercó, se sentó a mi lado y me tomó de las manos.

-Tranquila mi niña, ya pasó todo, ¿Estás bien?-
-Perdona Daniel, no había sentido un susto tan grande antes, creo que lloro por que aún estoy nerviosa y nada más, no te preocupes- (Lo miré con esa cara de “No te preocupes,  por favor, estoy bien”)
-Está bien, pero aunque no quieras voy a quedarme un momento más contigo, quiero asegurarme de que…- (Se quedó callado)
-Gracias Daniel- (Lo abracé y mientras estábamos así me volvió a hablar pero esta vez más pausado)
-Voy a quedarme, estaré aquí hasta que quieras que me vaya- (Me sostuvo de nuevo con fuerza, luego sus dos manos tocaron mi rostro, me habló muy cerca, yo no podía verlo a los ojos porque él también quería llorar, sus pulgares secaron mis lágrimas y yo aún no podía verlo a los ojos, de pronto subí la mirada y luego bajé lentamente hasta sus labios cosa que él también hizo.  Se acercó lento, muy lento, hasta que su nariz chocó con la mía y luego su frente, cerramos los ojos y escuché su respiración muy cerca, de nuevo tomó mis manos y puso su cabeza sobre mi hombro para decirme al oído mientras que su voz se quebraba y se convertía en un débil susurro...

-¡Mi amor! Sentí mucho miedo allá, no iba ni voy a permitir que alguien te haga daño, ¡lo prometo!- (Sorprendida de lo que acababa de escuchar, abrí los ojos, mi mentón estaba sobre su hombro, solo me quedó abrazarlo con mucha fuerza, después me di cuenta de que era yo la chica de la cual se estaba enamorando, porque él era muy fastidioso y no me percaté si lo que decía o insinuaba antes era tan solo su forma de molestarme)

Francisco y Laura abrieron la puerta muy rápido, Daniel me vio a los ojos por última vez, me soltó y luego secó sus lágrimas. Francisco me abrazó, Laura también, luego Daniel contó todo lo que había pasado, se echó la culpa por llevarme caminando hasta el restaurant italiano, se agarraba la cabeza  a cada momento, renegaba solo, hasta que francisco dijo; ¿Qué hubiera pasado si los policías no hubieran llegado? 
Ya cuando la conversación había terminado, se fue Francisco y Laura, me dejaron de nuevo sola con Daniel. Él no me miraba, se quedó parado y luego se sentó.

-Ya me tengo que ir, ¡Llámame si necesitas algo, cualquier cosa!, prométeme que lo harás- (Lo dijo mientras se paró frente a la puerta que abrió muy despacio)
-Gracias, porque a pesar de todo pasé un día magnifico, Daniel, ¡Cuídate!... !Ey, Daniel!- (No me dio tiempo de acercarme a él y se fue sin mirarme)

Cuando salió me dejó tan vacía, como si me faltara algo, no entendía su actitud, ¿Por qué se puso así? Me recosté en la puerta y me deslicé hasta llegar al suelo a pensar, no podía olvidar lo que me había dicho, ¿Cómo actuar sobre eso?, solo pensé y pensé y luego me fui a dormir.


@BetsyMJAPCF - Twitter

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