miércoles, 13 de julio de 2011

Un Ruin con alma...

Inspiraciones Estudiantiles...  2010

Había una vez un salón cualquiera de una universidad cualquiera en un lugar cualquiera, eran casi las ocho y cinco de la mañana cuando los alumnos espesaban a llegar para sentarse luego en parejas hasta completar el promedio de unos cien por día. Yo, solo espero que la clase de hoy no sea aburrida aunque siempre termina por tomarme por completo.
Ocho y treinta de la mañana y el espeso llega bien vestido con la escusa de que había mucho tráfico o que se lo llevaron a la comisaría, el cuento de siempre que ni él mismo se creía. 
Entender un vocabulario científico a un cien por ciento no es mi fuerte, pero este profesor de las diez palabras que salían de su boca alcanzaba a entender unas cuantas y entre ellas estaban: Esta bien alumnos!, Muy bien compañero!, Eso es incorrecto y no cómodamente aceptable!, Pruébame que la luz no es oblicua!. En fin, no se cómo aún así es tan interesante después de escuchar más de la mitad de la clase finalmente llegas a entender cuando alimentas tus dudas o compruebas la formula de la pizarra. Soy una alumna más, de esas que al profesor no le interesas, una ingresante de la facultad de letras.

Aquí estoy, mirando su cabeza o dentro de su nariz, viendo sus cabellos a solo trece centímetros, suena asqueroso pero es curiosidad.

Martes diez de la mañana, después de escuchar la clase de técnicas de estudio entra esa profesora, con ese aroma tan dulce, meloso, llamador del dolor de cabeza, sí, incita saludarla de cerca, así que la acompaño en su escritorio mientras da lectura y escribe al mismo tiempo en la pizarra cómo es que uno debe expresarse en la sociedad, la comunicación por el lenguaje hablado o escrito, es embriagador, no puedo irme de su lado, su aroma es tan dulce y me da curiosidad saber si sus cabellos ondulados son naturales aunque a simple vista el color que usa es falso, eso creo. Así continua la clase hasta que culmina un día más.


Miércoles diez de la mañana, no quiero recordar qué clase me tocó antes, cuando pienso me burlo de la sonrisa, es la única persona que tiene en cuenta la frase "Tienes que sonreírle a la vida", es bastante risueña, casi diría que exageradamente desesperante, la frase es tierna aunque no creo en la filosofía a lo "Susy Días", algo que leí alguna vez en el baño del primer piso sobre un volante de votaciones estudiantiles. Yo no creo en esa filosofía pero si en esta que viene... Porque después de la tormenta siempre llega la calma,

 ¿Quién habrá dicho esto por primera vez? no sé, solo sé que me gusta.

Entra la viva representación de Sócrates cuando era joven, Aleluya!, nadie escapa de su mirada, ni siquiera yo, siempre lo logra, me deja estupefacta, por no decir Estúpida con derechos, es increíble aún mejor su persona o apariencia, ¿Cómo lo hace?, que un gráfico de la pizarra explique el origen del hombre y de las cosas. Su apariencia como lo describía antes, Sócrates de Joven; Frente amplia, Cabello ondulado y largo, pantalón jean azul o celeste, casaca amplia... Etc. Soy buena gente, por eso digo que no es feo, al contrario es muy atractivo por florero e inteligente, por la sutileza de su expresión oral, a él me acerco más que a otros profesores, muy muy cerca, huelo su perfume, no es dulce pero es agradable, como el aroma de la caoba o de las plantas del patio con olor serio a partir de las ocho de la noche, huelo y vuelo como siempre a su alrededor.

¿Qué me queda?, vuelo por todos lados, como lo que soy, un patético insecto volador incómodo para ellos por el ruido insoportable que dejo a mi paso. No imaginé que estaría aquí, que este sea mi destino después de morir hace ocho años cuando tenía diecisiete de edad apenas cumplidos, aquel lunes por la noche, la desgracias que me impide levantar un bendito lápiz y anotar la lección que llegan siempre a este salón de clase.

Que bendita esta enfermedad!, y que bendita la oportunidad que tengo de ver a otros hacer lo posible para conseguir lo que quieren como yo en aquella época, aún recuerdo como si fuera ayer que celebraron mi ingreso a esta facultad y como si fuera ayer también recuerdo aquella noche fría de lluvia, la luz de la ambulancia, el rostro del doctor con la máquina de desfibrilación en sus manos. Ya no voy a pensar en el futuro, ya no quiero! pero sí en la esperanza de que si me dan un cuadernazo en la cabeza y muero instantáneamente, el alma de esta pobre y ruin mosca encarne esta vez en una chica para así terminar lo que nunca pude empezar.



Dedicada  a la mosca del aula 2-A, en el integrado de letras,
Esa mosca que siempre molestaba a los profesores,
la mosca que al culminar el año nadie logró matar.

@BetsyMJAPC

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