jueves, 5 de abril de 2012

Mi Vida Anterior - Teatro (Capítulo III)


(Para ese diario Azul - Noviembre 2009)


Me desperté temprano al día siguiente cerca de siete y media de la mañana con toda esta nueva información en mi cabeza, todo lo que pondré en orden, ¿Qué creer hoy?, ¿Qué creer mañana?

Y mientras el tiempo pasaba llegó la tarde, decidí ir a la plaza a caminar un poco por la calle Sierpes, con agua mineral en la cartera junto a un chocolate de CHURROS, la chocolatería que mi abuela visitaba tanto los fines de semana.
De pronto recibí una llamada, era francisco:

-Hola Liliana, mañana hay una reunión, la última paga de los dos hoteles nuevos que se abrirán en Sevilla, tu sabes, hija, Zoila estaba con esos planes desde hace tiempito atrás y ahora tendrás que hacerlo.-
-Ay caramba, estoy nerviosa, no sé qué hacer, está bien Francisco, dime, ¿Dónde y a qué hora será?-
-Dos continentes, una de la tarde en el Parque de María Luisa, tu ya debes conocer esa calle, mientras por la reunión no estés nerviosa, vamos, que solo tienes que llegar, escuchar y decir que sí, estaré contigo en cada cosa que reclamen los casi ex dueños-
- Ohh claro, muchas gracias, al menos me siento mejor después de escuchar eso,  si puedes dile a Laura que se encargue de la recepción y que me avise de esa presentación de imagen que me comentó hace unos días, la verdad no entendí nada así que supongo que después hablaré con ella, aunque mejor dile que me llame-
-Está bien, le digo dentro de un momentillo, nos vemos mañana Liliana-
-Hasta mañana Francisco-

La noche caía lento, las luces de la ciudad empezaban a iluminar los caminos adoquinados con tanta historia sobre ellos, andaba muy insegura por una calle oscura donde dos faroles parpadeaban, seguí hasta finalizar la calle y antes de voltear me pareció ver a mi padre que se reflejaba en la luna opaca de la tienda esquinada, una tienda de electrodomésticos. Fue tan rápido que se congeló en mi mente, la imagen me señalaba, no entendía hasta que me volví hacia atrás para ver en el muro escrito de la casa de al frente con grandes letras amarillas una frase que decía “El camino largo será el más corto”, lo leía y leía pero aún no entendía la razón, no entendía de aquella visión ni lo que quizá mi padre quería decirme. Seguí con la caminata derecha hasta llegar a una pequeña plaza y un restaurante con facha de Café, no estaba segura así que caminé más para llegar al auto donde me esperaba el chofer que después me llevaría al hotel y al fin descansar para que la alarma me levante al día siguiente cerca de las siete y veinte de la mañana.

Y así fue, como todo había sido planeado llegué temprano a la reunión por si me perdía de algún acontecimiento interesante. Aquellos dos dueños de los hoteles, ya los veía frente a mí; Cabellos grisáceos, elegantes, de unos sesenta o setenta años encima, apestándoles todo por delante y por detrás, eso pensaba hasta que los vi con mis propios ojos.
El primer ex dueño de quién me hablaron era Don Matías Alfredo Lino, de la cadena de hoteles “San Fernando”, y el segundo del hotel más nuevo “Alquerías”, era Don Johan Bartolo Guzmán,  hoteles que no eran muy conocidos en Sevilla pero sí en Madrid.
Nueve y un minuto, el transito asistencial era más intenso, primero llegó Don Matías, como lo imaginé aunque me saludó con esa sonrisa tan amable y graciosa que salía de su rostro, la primera impresión fue buena hasta que decidió darme el pésame por lo de mi abuela. Luego llegó Don Bartolo, pero de pronto le quité el señorío, no tenía cabello blanco de hecho era rubio, ojos azules espantosamente bellos, elegante y muy guapo, Francisco se dio cuenta que le puse atención, se acercó y me dijo al oído:

-Tiene veintitrés años, dentro de un mes cumple veinticuatro-
-Gracias Francisco- (Le dije bajito)
-De nada, Lili-

La reunión empezaba con las palabras de Francisco, explicando las cuentas entregadas, tratos de mutuo auspicio, publicidad, condiciones legales, etc. Nada podía escucharse tan complicado, y solo escuchaba… Luego habló Don Matías, después Bartolo y finalmente lo terminé todo con al menos cinco palabras: “Gracias, espero estén satisfechos, señores!” Extendí la mano al despedirme. El tal Bartolo había estado guiñando su ojo cada que volteaba a verlo, pero su personalidad con la que se expresaba era tan déspota, informal e inmadura, se me desbarataba cada momento así que después ni le eché cuenta.

Ya una y media de la tarde y salía de esa reunión previo almuerzo que hubo después con los señores ex dueños, me acerqué a recepción para buscar alguna nueva revista de moda arquitectónica europea y asiática que leía siempre los fines de semana.
Y pensé: ¡Al fin tengo paz!,  bueno, al menos tuve treinta minutos de paz porque luego para mi mala suerte me topé con dos enormes ojos azules.

-Señorita Liliana, ¿Cómo está?, debe de estar contenta, ahora es dueña de dos hoteles nuevos-
-Hola “Don Bartolo”, pues sí, estoy feliz, eso hubiera querido mi abuela, que todo haya culminado sin ningún problema… Y siendo curiosa, ¿Por qué vendió? El hotel era casi nuevo-
-Já, al parecer no está informada, a ver, cómo le explico… Si tomamos en cuenta, la extraordinaria y casi precaria competencia que podíamos darle a sus hoteles esa sería una primera razón, lo segundo es que la gran mayoría de mi cadena está en Madrid y ahí me va bien, la tercera es que la paga que me dio es tan alta que al menos podría construí  donde voy unos dos hoteles y me sobra dinero-
-Ah bueno entonces fue bueno el trato, felicidades!!!-
-Felicidades a usted, Liliana, Oh sí que fue un buen trato… Y continuando con los tratos, los arreglos, las juntas, las citas y demás negocios, ¿Qué le parece si usted y yo tenemos una reunión más personal en otros campos comerciales? ¿Aceptarías el trato que yo le proponga?- (Se acercaba mal intencionado)
-No sé de qué habla, y depende de qué sea podría aceptar o negarme “Don Bartolo”-
-¿Me aceptaría una salidita a cenar, así solitos bajo la luna con dos copas de vino, no sé. Qué dice?-
-Perdone, pensé que estábamos hablando de negocios, ¿Dónde están los tratos?- (No sabía qué decir en realidad así que atiné a decir eso)
-Oh, a ver, le explico, usted me acepta el trato y yo os devuelvo un beso, ¡Guapa!-
-¿Devolver? Pero ni le he prestado uno, hoy es la primera ves que se muestra quién es conmigo- (Estaba que echaba humo de rabia por su forma de querer conseguir algo, estaba tan seguro de sí mismo, se hacía el importante con esa voz tan graciosa que tenía, quería burlarme en su cara)
-Claro que sí, se lo devolveré porque…-  (Arrogante, Tan veloz después de ver su reloj se me abalanzó  a robarme un beso, no me dio tiempo de esquivarlo)
-Aléjese de mí, ¿Qué le pasa, idiota!!!?- (Se lo grité a todo pulmón y luego le planté una marca de cinco dedos en la mejilla izquierda)

No había pasado nunca una experiencia tan desagradable e incómoda, estaba llena de rabia por aquél que aparentaba ser un hombre, ese homosexual que no podía conseguir un beso por las buenas, desgraciado, las agallas solo le alcanzaron  para tomarme por sorpresa.


Y casi con dos semanas de haber pasado esa experiencia guarra, y la mala suerte que me seguía como águila tras carroña, estaba tranquilamente en desayuno sentada en ese restaurante con pinta de Café situado al terminar la calle que encontré esa noche por Sierpes. Ahí estaba el indeseable de nuevo, mejor dicho, él me encontró debajo del diario que me cubría.

-Señorita Liliana, Bendito Dios que permite que una sus ángeles, la más hermosa y brillante esté aquí ahora,  en mi camino terrenal-
-Ohh Don Bartolo… Siento tanto placer por verlo y escucharlo, de verdad, no se imagina la emoción que me embarga, yo también agradezco a Dios de no tener permiso para portar armas, que si no ahora estaría siendo juzgada penalmente por asesinato-
-Ohh qué hermosa voz tiene, no he podido dejar de soñar con su majestuosa realeza-
-Ah vaya, déjeme adivinar el sueño, usted es mi plebeyo y yo la reina, de pronto mando a que le corten la cabeza, ¿Fue ese el sueño? ¿Mmm?- (Ni con eso me lo quitaba de encima)
-Así o más romántico creo que fue… No, en el sueño me suplicaba que le devuelva el beso que le robé hace dos semanas-
-No, No, no me hable ni de besos, ni de tratos, ni de nada, que por usted tengo un mal  sabor en la boca, por favor ni me lo recuerde, ¡por favor!... Vamos,  ¡Lárguese de una vez!-
-Cuánto rechazo escucho de esa hermosa boca suya que me tiene loco-
-Ja,ja,ja, ok, usted no entiende, adiós Bartolo, que tenga una linda vida, siga soñando que eso no le hará daño, y que se le meta de una ves en esa cabeza rubia y ese rostro blanco y pecoso de santurrón que tiene- (Me fui dejándolo con las palabras aguantadas)
-¡Espera Liliana!- (Corrió un poco para alcanzarme y agarrarme de la mano para que voltee)
-Dios, ¿Qué pasa? ¡Suéltame!-
-No, no quiero hacerte daño, yo quería que me perdones, ¡Perdóname por favor!, de la acción de aquél día y suplicar, suplicar que me des una oportunidad, soy yo, lo sé, me equivoqué con esa actitud, dale, ¿qué dices?, una cena para que me conozcas cómo soy realmente y no mostrar más al canalla de aquella vez, lo prometo (Cambió de pronto a ser menos idiota), ¿Mmm?, ¿Qué dices, ¡vamos, guapa! A tomarnos unas copas, al cine, al teatro o a bailar, lo que quieras, ¿Qué dices?-
-Mmm, no sé, me sorprendes tío, qué tienes, ¿Doble personalidad?... Pues lo del teatro suena bien, no me vendría mal una buena obra clásica-
Si, Lo que tú desees, y esa es una buena elección, hay una obra acabada de estrenar que se llama “Cyrano de Bergerac” o algo así, lo vi ayer por la tele, si deseas vamos-
-¿Dijiste Cyrano de Bergerac? Vaya, hasta que algo bueno tenías en la cabeza, esa obra literaria es excelente, la he leído más de diez veces, en verso y en prosa, ¿La has leído alguna vez?-
-No lo creo, de hecho solo he leído a Julio Verne-
-Ayyy, bueno, olvídalo, entonces quedamos así, ¿A qué hora es la función?-
-Si, seis de la tarde es la primera función, la segunda es a las once de la noche, ¿Quieres ir dentro de tres días?-
-Ok, así quedamos, toma, este es mi celular y el teléfono del hotel para que me vayas a buscar, vale, ahora si me voy, ¡cuídate!-
-Hasta pronto, Liliana, será un enorme placer el que me das-
-Tienes razón, ¡el placer será solo tuyo!, Ja, ja, ja-
-Muy graciosa-
-Solo un poco, Adiós Bartolo!- (Me fui tan rápido como se pasan los días aquí, el tipo no era tan imberbe después de todo)

Ya era noche de nuevo y para mí las más amargas, con la calma, la soledad, pensativa con el helado de vainilla a mi lado, viendo “V de venganza”, una película única, adoro la escena final en que Ivi sale corriendo donde “V” (el personaje enmascarado), lo ve llegar casi agonizando con sangre que dejaba al arrastrarse apoyado en la pared, lo toma en sus brazos cuando él cae para luego confesarle: <<Cualquier cosa antes de la venganza no tenía sentido, Ivi, hasta que llegaste tú, entonces me enamoré de ti,  como nunca me imaginé que sería posible hacerlo… >> (Al parecer ese era el diálogo traducido al español), es hermoso, ella nuca vio el rostro del tipo, él llevaba máscara, peluca y un disfraz negro, tenía cicatrices de quemaduras en todo el cuerpo que ella no llegó a ver y aún así se enamoró de aquél personaje.
Al finalizar apagué el televisor y fui al gran balcón de la suite, miraba hacia los edificios alrededor, el cielo morado y azul oscuro de la noche, los autos y sus brillantes luces, recordaba aquella noche que vi a mi padre en esa luna opaca de la tienda esquinada, la frase que aún no descifraba, ¡Dios mío!, mi padre, lo extraño tanto, extraño su voz decir “Pequeña hermosa”, a mi madre; extraño su sonrisa, sus abrazos, su mirada y la alegría que traía siempre al recitar esos  poemas, los que enamoraban a mi padre, ese olor a rosas, su pastel de vainilla, ¡Ohh mamá te extraño tanto!, ¡no es justo!, no entiendo por qué, no acepto aún el no poder volver a verlos, me siento tan sola y la abuela ya no está conmigo.

Con la melancolía y aguantando el llanto me eché a dormir, tenía la esperanza de que al día siguiente las cosas mejorarían a mi favor para ya no sentirme así, tan cobarde y temerosa, tengo que convencerme que seré capaz de afrontar las cosas como vengan.

***
Al día siguiente el sol salía a mi favor, un día bastante peculiar, no podía dejarlo pasar así que después del desayuno decidí dar un paseo por la playa, para eso viajaría unas horas hasta la costa. Me hospedé en un hotel frente al mar de Málaga, quería alejarme al menos un día de las cosas que me pesaban al extremo de ponerme triste, dicen que la felicidad no está en un solo momento que vivas, pero creo que sí está en los recuerdos, esos que no se olvidan fácilmente.
La atención en el hotel fue muy buena. Cuando bajé a recepción era casi una y treinta de la tarde, salí a caminar por la orilla del mar, tomé algunas fotos, admiré el paisaje, sentí la brisa del mar a desesperados respiros de sacarme lo malo de adentro y caminé más, solo caminé para que llegara así las cinco y treinta de la tarde, tomar una ducha y descansar plenamente.

Subí las escaleras para llegar a mi suite, ya cansada del ascensor era lo único que podía hacer por mis ganas de vivir, por puro gusto lo que mejor quería era solo llegar y descansar pero cuando iba por los últimos cinco metros me topé con una canción de Camarón, me congelé en el acto ya que hace mucho que no escuchaba esa misma, justo esa, la que me cantaba mi padre <<Prima, para qué me llamas, si me mortificas Ayyy… >> siempre me lo cantaba por celular para hacerse el payaso y no escuchar lo que tenía que pedirle. Avancé un metro más para olvidarme y alguien comenzó a cantarla, un hombre de voz gruesa así que me quedé atenta mientras caminaba pasito a pasito para ver si podía ver más que sentirlo en mi oído, pero en mi intención y curiosidad no me atreví a ver quién era así que pasé de largo hasta que…

-Liliana, mare mía, qué sorpresa!!!-
-¿Si?- (No me lo creo)
-Hola Liliana, ¿Qué haces aquí?-
-Sabía que había escuchado esa voz antes, Hola Daniel, ¿Cómo estás?-
-Pues de Lujo, aquí haciéndole cariño a mis oídos con la voz de camarón, y nada, sorprendido de encontrarte-
-Si, Camarón, mucho arte… Yo aquí bien como ves, me hospedé hoy, primeras horas de la mañana para relajarme y alejarme del ambiente común, de lo conocido, de lo que me estresa y en… Muy bien, muy bien, tranquila al final-
-Mira qué coincidencia, también me hospedé cerca de las diez de la mañana, y hace un momento regreso de la playa, ya estaba agarrando color como veis-
-Oh si, sí que lo veo- (Miro lo que traía encima, pantalones y camisa de lino color crema desabotonada enseñando todo el torso velludo y en buen estado físico, hmmm, aclaré la garganta)
-Mira, al menos podremos hacernos compañía…-
-Ah, yo hice algo parecido, estuve por la playa tomando unas fotos disfrutando de la brisa al mismo tiempo, y pues recién llego para descansar aunque sea un par de horas- (Lo interrumpí sin querer)
-Oh, claro, claro… Justo quería saber si querrías cenar más tarde conmigo, es que no quiero estar solo, aunque si quieres descansar, pues mejor es eso claro está-
-Ja,ja,ja, no me hagas reír, ¿Qué hace un tipo como tú solo?, no, no te creo-
-Enserio, solo, no tenga novia ¿y tú?-
-No, tampoco, soy heterosexual-
-Ja,ja,ja, cuánta guasa, ¡Me refería a que si estás de novia, mujer!-
-A vale, pues no, no he tenido tiempo para eso. Y sobre lo de cenar juntos, ¡Dale!, ¿A qué hora sería?-
-Está bien, te vengo a buscar a las ocho y treinta de la… O mejor nueve de la noche para que así puedas descansar más-
-Ah vaya, gracias, eres muy considerado, está bien a esa hora quedamos- (Lo dije con sarcasmo)
-Vale, nos vemos Liliana- (Se acercó a darme ese par de besos cada uno en una mejilla, aún no creo cómo algunas veces me agarra desapercibida y que no, que no estoy acostumbrada todavía)
-Adiós, Daniel- (Entré a mi aposento, tomé mi celular, puse la alarma a las siete y cuarenta y cinco de la noche, pasó cinco minutos y estaba completamente dormida)

La bendita alarma me levantó media hora antes y no sé por qué se fue al caño el tiempo que descansaría, bueno, al menos me daba más tranquilidad para alistarme. Me metí a la ducha, busqué lo que estaba a la mano, me vestí y volví a pestañear aunque se me hizo imposible agarrar sueño de nuevo. Solo me levanté para hacer otras cosas que harían que el tiempo pase rápido y así, llegó puntual.

Estaba vestido de camisa azul colonial, pantalones acero oscuro, el peinado a lo Jean Claud Bandame, zapatos de gamuza del color de sus pantalones, una chompa de algodón apoyado en uno de sus hombros. Yo, con una blusa ploma de mangas cortas con un diseño bastante agradable, un baquero negro pitillo, y sandalias que combinaban muy bien, para no perder el gusto como siempre, un suéter negro estampado con peluche en la capucha que llevaba en la mano porque no tenía frío. 

Bajamos las escaleras mientras hablábamos de Camarón, Paco y Tomatito. Hablamos de “Entre dos Aguas”, “Mediterránea Sundance”, “Fandangos con Tomate”, “Como el Agua”, “Alegrías en Canal Sur” (un vídeo bastante antiguo donde Camarón canta en compañía de la guitarra de Tomate) “Sevillanas Flamencas". Dejamos las llaves en recepción, salimos al exterior del hotel y el viento que soplaba muy regular nos obligó a abrigarnos, aire frío o tibio en intercambios de tiempos largos.
La limusina se estacionó cerca de la puerta y de inmediato subimos.

-Te llevaré a comer a un restaurant de comida centroamericana, podrás escoger entre comida venezolana, panameña y dominicana, realmente exquisito, ya lo verás-
-Mira tú, suena interesante, tengo muchas ganas de probar qué tal es, una vez mi papá preparó algo como picante de pollo junto a arepas rellenas de queso derretido que se comen en Venezuela si no me equivoco, mi padre experimentaba mucho con la cocina, era el que más disfrutaba de eso en casa-
-Ayyy, ya me dio más hambre después de escuchar eso-
-Si, a mí también-
-Y cambiando un poco de tema, recuerdo que me contaste algo de que estudiabas arte, ¿Estás en clase ahora?-
-Si, ya pronto entro, si fuera una alumna regular recién estaría terminando el semestre pero por las cosas de papeleos me he atrasado un poco y los horarios parece que se desordenarán... Y bueno, estoy pendiente, ya quiero empezar-
-Entonces aprovecha y échale muchas ganas a los estudios que es la época más bonita de la vida, “La universidad”, vamos, hasta suena fácil-
-Si, con muchas ganas de que comience y con nervios por eso de; universidad nueva, profesores nuevos, otros grupos de trabajo, amigos nuevos y…-
-¡Novio nuevo eh! Ja, ja, ja-
-No, no estoy nada en esos planes te contaré, el tiempo me falta cada día, de hecho siempre me faltó para eso, ahora que lo pienso mejor, siempre he estado muy ocupada. Vamos, solo espero que tenga tiempo para hacer las cosas bien en la universidad, porque un novio a estas alturas se me hace muy complicado, la verdad, y menos que sea alumno de la universidad-
-Vale, me parece que tienes las cosas bastante claras, ya te he dicho que te expresas de una manera que me impresiona. ¡Te felicito! así se llega lejos-
-Gracias Daniel, ¿Y tú?, ¿Aún no piensas casarte? Oh quizá eres una persona distinta, quién sabe… no sé ni como decírtelo, no me atrevo… tú sabes que gustan de la misma raíz-
-¡Qué barbaridad!, ¡NO mujer! ¿Cómo piensas eso?, niña, que esos pensamientos no invadan tu cabeza, ¡Dios Bendito!-

-Ja, ja, ja, puro cotilleo nada más-
-Vale, vale, muy graciosita, de hecho estuve a punto de casarme hace unos cuatro años atrás, y nada, después de esa decepción se me es difícil confiar en las mujeres como antes, y confesar que estaba enamorado, enamorado… No, no estaba pero muy ilusionado sí, la quería, y mi amor por ella crecía cada hora que estuve a su vera, fui yo el que le pedí la oportunidad de que sea mi novia, desde un principio ella no quería nada serio, me la fui ganando poco a poco y por lo menos eso creí. En el tiempo que estuvimos que fueron siete años de noviazgo, me hizo creer que estaba enamorada de mí, hasta el final fue como un sueño lo que teníamos, aunque algunas veces la sentía incómoda. Se demoró tres años en presentarme a sus padres, no conocí nunca sus amigos, ella decía que no había necesidad de conocerlos. Para mí ella siempre tuvo esa actitud, era extraña, hasta que un día de pronto cuando cenábamos me dijo <<Sé que no pero si debo decirte ahora algo muy importante para nuestras vidas, ¡no te amo!, no siento lo que tu sientes, te quiero tanto, lo siento enserio, eres un buen compañero y me emocionas pero no, no puedo seguir en esta mentira…  >> La escuché cerca de veinte minutos sin parar (Yo aquí contando eso como un cobarde ¿verdad?)  Mientras le caían esas lágrimas por las mejillas, y la veía, con rabia por dentro, con pena, esa angustia de rechazo, de impotencia porque no supe como atraerla a mí, sentí mucho dolor. ¡Estábamos a punto de casarnos, Liliana!, una semana antes para ella fue el mejor momento de decirlo así, en una cena. Y ahora se lo agradezco, que lo haya dicho antes y no después de casados, quizá con cuatro o cinco hijos, ni hablar. Así que hasta ahora no buscaré a nadie porque sé que llegará alguien especial para mí, y cada persona que quiera encontrar conmigo ese amor verdadero, esa persona a quién le dirás en su cara ¡Te amo! Cada vez que lo sientas, y que no se lo digas dos veces al año porque ella lo dijo antes, que no cueste, Lili, que no sea al fin la voz quién pronuncie ese par de hermosas palabras sino el mismísimo corazón. Algunas veces quiero meterme dentro de la mente, sabes, en las miradas de las personas  y así saber de qué me manera lo hacen, si son sinceros, si me aceptan y quieren como soy y no por lo que pueda darles, saber si lo que saldrá de sus bocas para responderme será cierto-
-¡Huy, pobre, víctima de las mujeres!, no, fuera de bromas, si te pasó eso de verdad que lo siento mucho, no soy quién para opinar de eso, pero ¿Sabes qué?, fue mejor que te lo diga,  y sí me pareció que se demoró en decírtelo. Y hablando de lo otro, también pienso como tú, conocer mucho a una persona ayudaría mucho en una relación, la comunicación constante, qué sé yo. Es cierto, es difícil decir ¡Te amo! Con sinceridad, e incluso tratar de decirlo en una mentira es difícil, la chica de quién me hablas, no sé cómo pudo mentirse a ella misma tanto tiempo, de verdad no sé cómo pudo.-
-Sí Liliana, por eso cuando te enamores o creas que lo estás de alguien, ese estado de vivo y muerto, y sin poder saberlo explicar a los demás… En un momento de reflexión, de soledad, entonces ahí podrás decirle a esa persona, sin perder nada, nada más un rechazo que te dolerá un momento, un tiempo, porque aunque no parezca es más fácil desenamorarse sin tener nada con la persona que desenamorarse después de haber compartido muchos años. Vez, te digo, ya son solo recuerdos malos, y ahora trato de disfrutar de la vida, de hacer amistades buenas e inteligentes como tú.-
-Muchas gracias, por el consejo y el cumplido, claro que sí lo haré, para esas cosas no estoy desesperada y es mejor comenzar  haciéndolas bien que terminar todo haciéndolo mal.-

Terminó la cena, me llevó al hotel y se despidió. A la mañana siguiente desayunamos en el comedor, en la charla que duró casi veinte minutos me comentó que viajaría a Inglaterra por cuatro a cinco días, casi una semana para resolver unas cosas de la empresa de cigarros.

Ya tenía que estar lista y en mi suite, en la tarde irá a buscarme Bartolo, Cinco y veinte para ir al teatro. Así y sin otras cosas que hacer ya había regresado a “Dos continentes”, revise algunas cosas en administración y los asuntos que Laura se encargaba de explicarme cada que me decía yo misma (nada me mortifica más que esto), hablé con Francisco, subí a la suite, miré un poco el noticiero, almorcé y luego comí un poco de pasas para hacer tiempo.

Así pasó, ya 5:30p.m., me llamó Bartolo para avisar que había llegado al hotel.
Bajé de inmediato, ya estaba lista. Llegué a recepción para dejar encargados algunos asuntos junto con las llaves de la habitación, sentía mucha emoción porque era la primera vez que veía la puesta en escena de aquella obra que me gustaba tanto.
-Hola Liliana ¿Cómo estás, qué has hecho?-
-Bien Bartolo, pues nada con muchas ganas de ir a ver la obra, hace como una hora que esperaba tu llamada-
-Me alegra muchísimo tu entusiasmo, y a mi no sabes cuánto me alegra que me acompañes-

Es obvio que le gusto Bartolo y puedo jurar por todo lo que pueda que no estaba haciendo nada para alimentar esta situación, muchas personas (hombres) que antes han leído algo como este pensamiento se ríen por creer que es una gran mentira y dirán siempre: <<Las mujeres son las que se hacen notar, son las que juegan con nosotros, las que nos ilusionan y luego nos dicen que quieren ser nuestras mejores amigas>> Eso no es así, nosotras diríamos lo mismo entonces, no lo hacemos apropósito y punto. El ser más atenta y amable con las personas, el hacer que se sientan bien, escuchar y aconsejar cuantas veces podamos no significa que queremos enamorar a alguien, entonces enamoraríamos a nuestras amigas y familiares. Lo que a lo largo de mi corta vida si he notado es que a los hombres les gusta que se les esté subiendo el ego sea de la manera que sea, que se interesen en sus comentarios y se rían de sus chistes estúpidos Ja,ja,ja, eso decía mi madre y apostaría todo lo que tengo a que es verdad pero no solo con los hombres sino también con nosotras, es importante para una persona sentir que existe y que otros lo siguen. Si alguna mujer en realidad quisiera coquetear y conseguir algo con eso lo hará simplemente, sin indirectas, sin caminos largos, y lo hará con dos armas letales; La atención interesante y casi ahogadora y la indiferencia después.

Ya estábamos en el auto en dirección al teatro, callados, sin discusión alguna hasta que se me ocurrió abrir la boca para preguntar qué tanto tardaríamos…
-¿Cuánto más o menos hasta el teatro?-
(Él estaba callado con la mirada puesta en la ventana del auto)
-Bartolo, ¿te sientes bien?-
-Ahh si, que diga no, la verdad es que tengo que decirte algo importante pero no sé como empezar-
(¡Hay no! Me decía yo misma… “Basta de cursiladas que para eso estoy yo”)
-Dime, ¿qué es eso que te perturba?-
-Me gustas Lilina, supongo que no es una sorpresa para ti verdad-
-Ohh era eso… fíjate que ya lo había notado aunque esta vez me lo has dicho con sonido y gesticulación-
-¿Y? ¿Qué piensas al respecto?-
-¿Qué quieres que te responda si no me has preguntado nada?-
-Oh sí, quiero saber lo mismo pero de ti-
-Ahh, ¿Quieres saber si a mí me gustas tú?-
-¡Si, hombre, eso!-
- No pues no, no me gustas-
-Hay mare mía, ¿No puedes ser más fría?-
-jajaja qué querías que te diga, o mejor dicho, ¿Cómo quieres que te lo diga?-
-Pues… No lo sé, dándome más esperanzas quizá!-
-Ahh perdón, a ver, lo intentaré de nuevo.
Bartolo, no, no me gustas, y es que no te conozco nada chaval, esto es lo que pienso ahora y más adelante quizá después de muchos y muchos años por delante llegues a gustarme, tú sabes, ¡Nada es imposible, Bartolo!-
-¿Te estás burlando de mí eh?-
-¡En tu cara pelada!, no, no es una broma, esto es así, porque si quieres que sea mala contigo de verdad, entonces te diría que sí me gustas y eso nos llevaría a más salidas hasta llegar a tener una relación de enamoramiento lleno de mentira y falsedad-
-Está bien Liliana, tu sabes lo que quieres pero no te atreves a decírmelo a la cara-
-No, no, no, creo que no me entiendes, decirle a alguien que te gusta… ¿no es empezar una relación o me equivoco?-
-Si, si es empezar una relación, una relación de más confianza, algo más personal, es comenzar con algo que puede terminar bien-
-Huy y con más razón te digo, si acepté salir contigo hoy no significa que me gustes, solo que te quiero conocer, “amigo”-
-Ahh vale, vale, entiendo, te da miedo, eso es…-
-Es mejor que terminemos esa conversación ahora porque ya me dieron ganas de no ir al teatro. ¿Cómo te digo para que me entiendas, que no salgo contigo porque me gustas o que quiero tener algo contigo, simplemente acepté a una salida para conocernos más, en este país las personas no suelen hacer amigos o que?-
-Si, claro que sí-
-¿Entonces?-
-Pensé que te gustaba, además no soy cualquier chico, soy muy apuesto y ninguna chica a la que he invitado a salir se ha cerrado así como lo has hecho tú, de hecho en un día he conseguido estar hasta con dos chicas a la vez que no se han quejado ni me han ocasionado algún problemas como tú comprenderás,  si quieres tener un amigo más por mí no hay ningún problema, he sido niñera muchas veces Ja,ja,ja-
-Ja,ja,ja, ¡Guarro! ¿Qué era lo que te proponías al finalizar este día? ¡Bienvenido a la realidad querido Bartolo! tus ojos azules, ese cuerpo en forma que traes y ese cabello intenso color del sol no es suficiente para conquistar a todas las chicas del mundo, mira, que no sigo porque no quiero ofender tus costumbres  ni a las chicas con las que sales. Ya no quiero ni imaginar qué pensarán las personas que conozca aquí cuando les diga que en la universidad tenía más amigos hombres-
-Pues no lo digas mejor-
-Si, tienes razón, tampoco quiero pensar que todas las personas aquí son como tú-
-No, claro que no, aquí también hay niñas como tú-
-Ah vaya, gracias por la información… Señor, me bajo aquí- (le grité al chofer)
-No, pero ¿por qué? ¿Cómo que te bajas, si te iba a llevar al teatro o no?-
-Es que ya se me quitaron las ganas de verdad-
-No, no lo permitiré, qué pensemos distinto no significa que nos perderemos de esta obra-
-Vaya, hasta que te volviste persona de nuevo… la verdad es que no tengo ganas de molestar-
-¿Molestarme a mí?, para nada-
-No, molestar mi persona… que diga bueno si ya estamos aquí creo que deberíamos ver esa obra- (Oh Dios, quiero sacarme este mal sentir que tengo)
-Bartolo, ¿hablabas enserio?, ¿cada salida con alguien es acostarte con esa persona?-
-Si, ¿por qué no? Somos jóvenes, hay que disfrutar de la vida.-
-Entonces quiero creer que solo tú piensas así. ¿Ya llegamos verdad?-
-Si, ya llegamos, aquí es-

Llegamos a tiempo a la primera función.
Sentados en primera fila con los asientos cincuenta y uno, cincuenta y dos respectivamente, a mi derecha en el número cincuenta y tres, estaba un hombre de unos aproximados cuarenta años de edad, terno azul marino, corbata rojo vino, y sombrero a lo escritor, el número cincuenta y cuatro estaba vacío y en el que seguía estaba una señora adulta elegante de cabello rizado.

Se encendían las luces del escenario, las de los palcos se apagaban muy lentamente. Fue ahí que comenzó todo el drama y ese hermoso espectáculo en escenografía circundante llamada "TEATRO"


Esa escena de Cyrano bajo el balcón dictando esas magníficas palabras suyas sin apropiarse de ninguna, y se las regala a otro para enamorar a su inalcanzable amada, esta escena me encanta, y con esta luz apagada podía respirarse tan suavemente el Neo-romanticismo hasta que de pronto hubo una sutil interrupción.

-¡Llego en la mejor parte! Santiago, gracias por guardarme sitio- (le decía emocionado el extraño que se sentaba a la derecha del señor con pinta de escritor)
-De nada, curro- (respondió el otro)

 Después ya no pude escuchar nada más por la atención que tenía sobre la obra, pero quería saber si era la única que gozaba del momento por eso de milagro me dio ganas de hablarle a “Don Bartolo”
-Bartolo, ¿Qué te parece hasta ahora?-
-!Gilipollas de Cristian!, ¿Qué tiene que estar recibiendo ayuda de un idiota más enamorado que él?-
-Ay, Bartolo, parece que sí te ha gustado eh-
-¿Me decías algo, Liliana?-
-No Bartolo, ya veo que sí estás tomando atención-

Estaba admirada, al fin y al cabo los dos estábamos disfrutando, claro que cada uno a su manera.

Luego vino la última escena donde Cyrano habla con Roxana mientras le recitaba cual vendedor de diario las noticias de la semana, luego le lee la carta que él mismo escribió, la que Roxana pensó que Cristian había hecho antes de morir en esa bendita batalla, ahí se desmoronaron todos esos sentimientos recónditos y lacerantes, ¡Oh Sorpresa! Cristian no era a quién realmente guardó luto por tantos años, el hombre de quién se enamoró estaba frente a ella y agonizando. ¡ehh! Ovación, aplausos, muchos aplausos en los últimos versos que dieron fin a esta obra.

Al voltear a mi izquierda veo a Bartolo increíblemente derramando desconsoladamente lágrimas de emoción, al menos eso parecía, luego me levanté por mi derecha para salir entre ese angosto camino que dejan los asientos que aún están ocupados y esa luz que se prendía tan lentamente.

-Disculpe señor, ¿Me podría dar permiso para pasar?-
-Claro, preciosa, a ti lo que gustes-
-Oh, muchas gracias- (Me sonrojé y le regalé una sonrisa amable, casi adivinando donde estaba su rostro porque a penas se veía)
-Permiso, disculpe, señor-
-Pase usted- (Me dijo el que había llegado tarde y al instante alguien sujetó mi mano)
-Espérame Liliana- (Dijo ese alguien que por su puesto seguro que era Bartolo)

No había volteado ni un momento mientras tanto hasta que llegué a la escalera y me di cuenta que Bartolo hablaba plácidamente con el actor que hizo de Cyrano, ¿Qué?, pero si ni siquiera había pasado ni medio minuto desde que dijo: “Espérame”, a menos que haya ido corriendo para llegar donde estaba el, que me parecía difícil con toda esa gente ocupando las vías de circulación.
-¿Liliana, qué haces aquí?-
-¿Perdón? ¿Lo conozco?- (Volteé tan rápido como me hablaba, un hombre se despedía del tipo de terno azul, ese con pinta de escritor que se sentó a mi costado en la obra.)

¿Quién será? Me acerqué a él y toqué su hombro.
-¿Perdóneme, usted me ha hablado?-
-Sí, fui yo Liliana-
-¡Hey!, ¿Tú, Aquí?- (Ni si quiera podría haber adivinado)
-Siento que alguien me está persiguiendo- (Dijo con esa voz burlona)
-Já, ya quisieras, además yo llegué antes que usted, señor tardón- (Aún sorprendida)
-Ja, Ja , ja, Vaya, vaya, vaya, qué coincidencia y qué pequeño que es el mundo, Liliana, ¿Le gustó Cyrano de Bergerac?-
-Vamos, para qué te dijo si sí, si no me lo creeré yo misma, pues sí, es mi libro favorito, lo he leído muchas veces y no me canso aún-
-Entonces no se diga más, también es el mío, de hecho no podría haber sido capas de perderme esto, ni esto el encontrarme de nuevo frente a ti, niña espesa, que ni me caes, hay no, salte, adiós-
-Daniel de la Barca, cuánta guasa, ya me dio hasta cólicos de oírte, Ja, ja, ja. -
-¡Liliana!, ¿Qué harás mañana?- (¡Pum!, cambio repentino de tema)
-Pues… ¿Qué pasó con viajar a Inglaterra, no era mañana?-
-Si, de todas maneras viajo pero no mañana, en la madrugada de pasado mañana, exactamente a las 2:30a.m. Sale mi vuelo, y me enteré de esta función y no podía perderla-
-Ahh…-
-Bueno, no me respondiste, ¿Puedo invitarte a salir mañana?- (Apareció Bartolo interrumpiendo celosamente)
-HOLAAA, ¿Qué tal, con quién tengo el gusto, mmm, caballero?-
-Daniel de la Barca, ¡Mucho gusto!- (Extendió la mano y estrechó la de Bartolo con firmeza)
-Ahh, Daniel, yo soy Bartolo y vine con esta señorita, así que con su permiso me la llevo-
-Con mi permiso y el de ella dirás, y después de eso usted es libre de expresarse pero, antes, quisiera terminar un asunto si no es molestia ¿Me permite?-
-Por supuesto, Caballero- (Con la cara de ángel y más bajo que Daniel no le quedó de otra)
-¿Y qué dices Liliana?-
-Llámame dentro de dos horas y media, está bien- (Le entregué mi número)
-Está bien, hasta luego, amiga Liliana- (Lo miró a Bartolo mientras me daba ese par de besos en las mejillas más lento de lo común)
-¿Lo conoces, Liliana?-
-Sí, es un amigo de la familia-
-Ah, vale, ¿Quieres ir a cenar?-
-No me apetece, gracias-
-¿Y un café?-
-Vale, eso sí te acepto-
-Vamos, entonces-

Nos fuimos al café, luego me llevó al hotel mientras quedamos como amigos sin guerras, y después subí a mi suite a esperar la llamada de Daniel.






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