Son 6:25am y llegué al museo MALI situado entre Av. Paseo colón y Av. Wilson, estaba esperando ver a mis compañeros de fotografía avanzada pero solo encontré a dos.
Mientras tanto el tiempo seguía su curso, llegaba cada vez más rápido uno tras otro hasta ser por fin un número aproximado de 20 alumnos excitados y curiosos por llegar a nuestro destino final, esa aventura alta, de piedras en forma de "alguna cosa"; caras de hombres, de mujeres y animales. Otras de sus buenas atracciones citadas en alguna web de turismo como lagunas regulares, Chullpas de muerto de algún ritual espiritual, una imagen impresionante de noche de aquel cielo estrellado, uno que otro OVNI a nivel de las montañas oscuras y frías de madrugada o el sol intenso por la mañana y el aire seco con viento helado.
Este fue nuestro transporte.
Hasta que al fin se encuentra el trasporte que nos llevaría a todos juntos o gran mayoría al único paradero de buses con destino a una de las séptimas maravillas de Perú ... Oh sí es este lugar llamado MARCAHUASI; El nombre de una meseta de origen volcánico que está a una altura de más de 3.650 metros sobre el nivel del mar y ubicada en la provincia de Huarochirí, al Este de Lima, la capital de Perú, ocupando una extensión aproximada de unos 4Km cuadrados de superficie. El nombre de Marcahuasi para denominar a la meseta se comienza a utilizar desde la construcción de un pequeño enclave defensivo o fortaleza en sus inmediaciones por parte de los incas y que en lengua Quechua viene a significar algo así como "el altillo o "el segundo nivel o piso"
Al llegar al paradero de los únicos dos buses y con estos acceder a este enclave alejado de las principales rutas turísticas que carece de infraestructura (Carretera decente con iluminación y señalamiento) que nos llevaría hasta el pequeño pueblo de San Pedro de Casta situado por el valle del río Santa Eulalia.
Una vez en el pueblo exactamente en la plaza, esperábamos el transporte que cargaría nuestras mochilas con provisiones alimentarias y carpas de material sintético para cobijarnos del frío.
Pequeña plaza del pueblo
Nosotros ascenderíamos a pie hasta llegar al lugar de campamento algo así como 2:20 horas de caminata (prácticamente una gran escalada en algunas ocasiones) y entre contratiempos y cosas al fin casi llegaría el momento en que pisaría el lugar de reposo -por lo menos eso imaginaba, una caminata poco cómoda pero con grandes paisajes que deleitarían mis ojos- y así fue, esos paisajes los tuve frente a mí, la caminata también con todo y mis cosas a cuesta por no encontrar al pequeño burro de carga o al gran caballo inteligente. Qué caminata! El aire seco y el sol intenso, paradas de hasta tres minutos después de dos de avanzar, y así casi lo logré por el camino corto hasta la meseta y mi cuerpo me decía "Ya no puedo más", esperé que alguien se asome para llevarme, algún poblador que apenas había dejado a algún compañero, al profesor o a los turistas, esperé casi cinco minutos cuando de pronto llegó mi salvador con ese caballo color marrón brillante que tuvo que aguantarme junto con todas mis cosas en la espalda.
Algunos de mis compañeros al llegar.
Este es el lugar de campamento junto a la cabaña que alguna vez habitó el Doctor Ruzo para sus expediciones y estudios de las figuras de piedra, esta a la vez está al costado del "Monumento de la Humanidad" el nombre que él mismo le dio.
Monumento de la humanidad
Alucinante perfil, claramente en forma de mujer, otros dirían que de niño, otros dirían que de muchas caras pero esta no fue la única que te dejaba pensando cómo era posible que una actividad volcánica casi esculpiera estas formas en piedra.
Nos muestra casi a la perfección un rostro que resalta con una gran barba
Esta entre muchas imágenes pude captar con mi cámara y fue una experiencia interesante.
Imagen de una Chullpa (antigua torre funeraria construida normalmente para una persona o familia noble)
Puedo asegurar que dentro de estas metían cuerpos, porque al seguir con mis tomas encontré una imagen que me sorprendió, restos de alguien que pasó a mejor vida.
Restos óseos
Una pequeña laguna
A pesar de lo duro del frío por la noche, del dolor de cabeza y mareo por la altura, no me arrepiento de haber visitado este lugar, porque al ver las fotos que tengo en mi ordenador me doy cuenta que fui muy afortunada de haber estado ahí con esa noche de experiencias extrañas, visiones de objetos luminosos que se confundían con estrellas en el cielo pero que se movían de forma llamativa, casi era imposible comprender que era algo hecho por la mano del hombre pero por lo vivido aseguraría que lo que vi en aquél lugar simplemente me dejó sin palabras, cosas que no pueden ser descritas o imaginadas porque al contarlas se perdería el valor misterioso, porque al contarlas nadie podría creerte. Es mejor que tú mismo pruebes esta experiencia, te invito a que lo hagas, y mi única recomendación sería que lleves ropa ligera para el día y ropa de invierno glacial para la noche.
@BetsyMJAPC