Soy Yo, !Mala Suerte!
Liliana acaba de cumplir veinte años de edad, y con eso no se esperaba que su vida haya tenido un giro tan brusco.
Acostumbrada a muchas cosas de los países donde vivió, y cada cosa que fue aprendiendo al pasar los años, con cada palabra nueva aprendida al igual que la cultura, primeras ideologías y visiones del mundo.
Tuvo parte de su niñez, en Sudamérica y Norteamérica, le fue fácil escaparse a la tierra de su padre donde tuvo que partirse muchas veces e ir a la casa de los abuelos para finalmente casi quedar sin rumbo.
Confusa, problemática de opinión y necia de nacimiento…
Está bien, esa persona de quien les hablo soy yo, Liliana Cáver Flores, quería escribir una historia feliz algún día, poner que tuve lo que quise, pero no, ahora sólo escribo una historia que quizá para ustedes es de una vida perfecta, puede ser algo que provoque envidia en muchas jóvenes de mi edad o puede que no.
Han pasado dos semanas desde que mis padres sufrieron ese terrible accidente automovilístico que les arrebató la vida de una manera injusta y personal así que voy a parar con la única familia que me queda; mi abuela allá en Andalucía.
Soy hija única al igual que mis padres, mis abuelos en Centroamérica ya están enterrados, mi abuelo de parte de padre también está muerto hace mucho y no lo recuerdo bien, creo que de un infarto al corazón hace seis años atrás.
Me enteré hace un par de años que mi mamá tenía medios hermanos por parte de mi abuelo pero nunca los he visto así que solo puedo considerarlos de mi familia en mi casamiento cuando tenga que llenar los asientos reservados al lado del bufet.
La abuela vive en sus hoteles, y con razón me voy hacia donde está, con suerte de que quizá la encuentre llego al primer hotel, a ese que significa tanto para ella llamado así por ser el primer hotel que construyeron mis tatarabuelos hace más de ciento ochenta años atrás, un hotel que generó una cadena en casi toda España (Exagero), la más grande cadena en toda Andalucía, el nombre que lleva es “2 continentes”, dichoso nombre con buenos momentos.
No es la primera vez que me hospedo aquí, aún recuerdo que correteaba los pasillos a los ocho años de edad en una visita de dos meses por vacaciones post-escolares, me encanta y es duro, me he movido muchas veces en avión y si no fuera por los últimos lugares en seis años este sería mi último paradero y el lugar donde más tiempo pasé con mis padres.
No sé cómo logré ingresar a tres universidades distintas, dos particulares y una estatal, dos carreras administrativas y una de arte, claro que mi pasión siempre fue la carrera de Arte plástica, con mucha suerte esta universidad tiene una de intercambio aquí, La Universidad de Sevilla.
Llegué a recepción finalmente para hablar con el de sastre plomo.
-¿Que tal, mi abuela se encuentra?-
-¿Hace cuantas lunas que no asomaba su lindo rostro por aquí? Doña Zoila está en la suit de siempre-
-Muchas gracias Iván-
-Le llevarán su equipaje a la suite de su abuela?-
-No, póngala en otra suite-
-Está bien, ¿Cuál desea señorita Liliana?-
-La que está exactamente sobre la de mi abuela-
-De inmediato señorita, a su abuela le dará mucho gusto saber de usted, vaya!, ni me lo creo. ¿Por qué no llamó para que la recojan al aeropuerto?-
-No Iván, podía llegar sola, así que aquí estoy y no será una sorpresa, mi abuela me esperaba ya desde una semana atrás- (Hablaba cansada, sin ganas de disfrutar)
-Oh claro, entiendo-
-Sí Iván, no te preocupes, con tu permiso-
-Hasta luego señorita-
Al llegar a la suite mi abuela me esperaba muy ansiosa y emocionada, pero después de un momento toda la felicidad que invadió nuestros ojos se llenó de lágrimas de dolor, ella había perdido al único hijo que tenía y por supuesto al único hombre en el mundo que llevaba el apellido Cáver. Yo, la tenía a ella, y esperaba cada segundo de aquel abrazo que Dios me la guarde por muchos años.
Al día siguiente después de aceptar a medias todo lo que estaba pasando, salimos de compras y pude disfrutar aunque sea unas horas a una abuela que dejé años atrás, la abuela dominante, dictadora y chantajista pero en el sentido emocional “soportable”. Caminamos por Barrio León en Sevilla, donde el flamenco en los bares, teatro, tiendas, estaba en las callejuelas, las plazas, la alegría de la rumba o el quebranto de la voz se mezclaban para dar vida a esas tonadas finas, la copla, por tangos, fandangos, bulerías, seguiriyas y las sevillanas, ¡vamos! Esas súplicas o llantos de voces que estremecen todos tus sentidos desde los pies a la cabeza.
Un bulevar lleno de tiendas elegantes y ropa extravagante que en mi vida había visto y no pensaba usar en el futuro.
Llegamos a una tienda bastante agradable, ropa cómoda y que estaba a la moda para luego comenzar mi pesadilla, consecuencias de ir con mi abuela y todas las bolsas de sastre azul, rojo caballo de raza; "Pura Sangre", rosado, verde claro, negro , morado, los colores que puedan existir de las prendas que jamás me llamaron la atención o como dije antes, nunca usaría, !Está bien!, por lo menos eso imaginaba. Escogido los prospecto de trajes que usaría el resto de mis días desde aquí hasta que vuelva por más. !Santos cielos!, no estaba acostumbrada a vestir tan avejentada y menos llamar la atención de esa manera como lo hacía mi abuela con esos grandes accesorios brillantes, aquellos broches para el zapato, el botón del saco o del abrigo con colores serios y melosos que te dejan ciega al verte frente al espejo, !Qué molesto!, !Qué incómodo!, te daban comezón en las partes que menos te esperabas. Luego, entramos a aquella tienda de ropa decente, mis pantalones pitillo de colores cálidos o naturales, suéteres de lana y algodón delgados, zapatillas de lona con nuevos estilos de alguna línea juvenil, y vaya, eso sí que me encantaba pero mi abuela tenía otros planes para mí porque no me quedaba de otra que usar la ropa que gentilmente había sido escogido de su apreciable sentido del gusto europeo, ni me creía la manera en que salí vestida de esa última tienda.
Llegamos al hotel, dejé a mi abuela con sus novelas, series y concursos por televisión para tratar de relajarme un poco y chillar de fastidio por lo que traía encima, !Qué barbaridad! Parecía una mujer de treinta años de edad con la cara al estilo barroco, el cabello casi quemado y aplastado con unas tenazas calientes de los estilistas de mi matriarca, mis ondas naturales color marrón herencia de mi madre por cierto, !Qué desastre!.
Calmé mis ánimos, me senté en lobby del hotel leyendo una revistas de moda arquitectónica italiana, tenía encima un sombrero de ala larga negro ligeramente inclinado más del lado derecho de mi cabeza, una blusa con hombrera rayada vertical completamente negra, minifalda que se veía hasta lo que no quería con un diseño casual negro y una abertura en mi pierna izquierda, unas pantis horribles y traslúcidas llena de florecillas al igual que el de mis guantes de seda carbón, !Huy! y los zapatos que levantaban mi autoestima, eran lo único que me agradaba. A veces mientras le daba una ligera leída a esa revista, me detenía tan fríamente para preguntarme el por qué usaba esa ropa contra mi voluntad, y vi bastante claro que complacer a mi abuela era uno de los motivos primarios ya que lo segundo iba ser… Ella administraría desde la muerte de mis padres el dinero que me habían dejado y el que ella me daría para mantenerme viva desde este momento. Sé que es exagerado hablar de esa manera, siempre estaba confiada de que otros resuelvan mis problemas económicos, hoy lo lamento tanto pero lo justifico con el esfuerzo que le puse desde pequeña a los estudios.
Y así estaba, sentada leyendo aquella revista de moda pensando y asimilando en lo que se había convertido mi vida. Disgustada, casi alucinada, no perdía mucho porque la soledad siempre me acompañó, para mis padres ocupar mi tiempo casi era natural y yo lo aceptaba porque sabía que querían lo mejor para mí preguntándome desde los tres años de edad <<¿Qué es lo quieres, pequeña?>>... Y muy difícilmente me lo negaban.
Mis padres, los extraño tanto!!!
Sentada aún, estaba dispuesta a ganarle al disgusto de la mejor manera lo antes posible. Cuando empezaba la paz en mi interior de pronto sentí que alguien me observaba, sostenía la revista con ambas manos, !Genial! con ese sombrero tan grande que no me dejaba ver más allá de mi nariz, es obvio que no podía distinguir el aspecto de alguien si se me ponía en frente, y aún así sentía la presencia de esta persona.
Rápidamente noté que era un hombre por el ruido que hacían sus zapatos al caminar muy cerca de donde estaba y finalmente terminó por estar sentado frente a mí, el sonido usual del cuero y la ropa en fricción por peso, un sonido bastante gracioso.
Seguía intranquila, aún detenía la revista en mis manos, fingía leerla y al mismo tiempo empecé a subir la mirada muy lento y así finalmente comprobar que era un hombre, por el pantalón grisáceo oscuro y los zapatos bien lustrados tamaño “No me pises”. Subí aún más la mirada hasta llegar a su pecho y cuello, continué hasta que me topé con su rostro, !BOOM!, tenía la mirada fuerte e intimidadora, un hombre de al menos cuarenta años de edad, buen aspecto, cejas pobladas, nariz recta mediana y bonita, mentón partido, cabellos marrones casi negros, sus ojos claros color del café servido, sin barba, camisa rosada o palo rosa, de esas que estaban de moda en las tiendas de barones, la corbata no se escapaba de la combinación con el terno.!Qué mirada tan profunda!, me puso nerviosa de inmediato.
Tan rápido como un pestañeo volví la mirada a la revista e hice como si no hubiera pasado nada. Había silencio antes, sólo que cuando hay más de una persona en algún lugar el silencio no es justificado y yo con más nervios hasta en los cabellos.
...Y se atrevió a hablarme:
-Buenos días Hermosa, ¿Quién te está haciendo esperar tanto? ¿Algún novio con falta de sentido horario quizá?
-No, no tengo novio… Buenos días-
-Entonces, ¿Algún familiar que tarde en bajar?- (volví a mirarlo a los ojos de nuevo, por respeto)
-No, solo leía un poco y luego veré algo interesante para hacer, gracias por su preocupación, Señor!-
-Oh, perdón, puedes llamarme Daniel de la Barca, para serviros a usted, Guapa!- (Lo decía mientras se acercaba y extendía su mano para saludarme con esa actitud tan coqueta y dominante que me partía de risa)
-Es un placer conocerlo, Daniel de la Barca, soy Liliana Cáver, pero para usted soy señorita Cáver Flores- (lo dije con un gesto de fastidio)
-Y usted señorita Cáver, ¿Le gustaría salir esta noche a cenar para conocernos mejor?, de verdad considero un pecado no pedírselo- (Muy confiado con esa voz tan gruesa y madura)
-Mmm creo que sería una mala idea, ya quedé en ir a cenar y almorzar con mi abuela esta noche y todos las días que me quedan de vida, perdone la negativa- (una respuesta inmadura pero al mismo tiempo quería que se diera cuenta de la intensión que tenía para deshacerme de la conversación y de él)
-Oh ya veo, usted no es de aquí, Liliana ¿Me equivoco?, también acabo de presentir que no soy de su agrado- (Con una actitud victimaria y aún más confiado que antes)
-No, no es eso, es sólo que para mí, usted es un extraño ¿Puede ser amable? Bueno, al fin y al cabo es un extraño, además no estoy acostumbrada a este lugar, soy casi nueva por aquí, la actitud que tomo ahora es la reacción de mi timidez hacia las personas que recién conozco (Menuda repuesta). Disculpe de nuevo, estoy siendo franca, discúlpeme enserio!- (Hablé más calmada y dada por terminada la conversación, traté de ser muy respetuosa)
-Está bien, no se preocupe y más bien disculpe el que vuelva a insistir, ¿Le gustaría ir a conocer algunos lugares interesantes? Puedo llevarla si quiere desde muy temprano hasta la hora que usted quiera, yo sería su guía particular, un guía con todita la disposición del mundo para usted con demasiado gusto, sería un gran... Grandísimo placer el que usted me haría- (se atrevió a insistir)
-Vaya, claro, si ya vi la disposición que usted tiene conmigo es solo que… Ohhh espere, !Está bien, acepto! Mañana nos encontramos aquí mismo a las diez de la mañana- (Le respondí imitando su acento de película inglesa doblada al español.)
-Nos vemos señorita Liliana, que grato será verla mañana-
-Nos vemos Daniel-
Se acercó para despedirse con dos besos en la mejilla, tenía un aroma fuerte más fuerte que el sahumerio de un domingo por la mañana en la iglesia, cosa que me asustó, dos besos en primera instancia, besos que había recibido todo el santo día, ya estaba un noventa y cinco por ciento en onda, la gente aquí saluda y se despide de esa manera. Se desapareció muy rápido, pidió sus llaves en recepción y luego subió por el ascensor, yo pensaba que iba a tener la suerte de no encontrarme con él por algún pasillo, eso esperaba con tantas ganas, no cruzarme con él hasta mañana... Con el plan que entre manos estaba por ejecutar.
(Marzo 2009, para ese diario azul)
@BetsyMJAPCF - twitter
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3 comentarios:
wow!! betsy q linda historia, tu la escribiste?
me encantaaa, me has dejado intrigada? como sé lo q pasa despues???
soy Melisa Trillo softbol.
me encantan este tipo de historias, asi q me da mucho gusto q lo estes haciendo tu.
pero como se q pasa despues?
Melisa, amiga, busca en mi blog, encontrarás
el capítulo 2 y 3 ;), saludossssssssssssssssss! se te extraña!
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